Las palabras de papá...
A veces, cuando estamos pequeños no nos damos cuenta que ser padre es jodido. Difícil. Complicado. Ahora recuerdo cuando mi viejo me gritaba, a veces me daba mis zurras (me sacaba el ancho en cristiano), cuando me decía que estudiar más (después de darme un cocacho al ver mi libreta con su 09 de rojo chillante en matemáticas -es que nunca fui bueno pues en números-), y pucha ahora entiendo que todo lo que me decía era verdad, era necesario que me lo dijera. Me habló muy poco de sexo (es que mi viejo es antiguo pex y por eso no le entraba a esa vaina)pero tampoco creo que no era porque no quería sino que era difícil. Creo que siempre lo será. Recuerdo que mi viejo me "castigaba" encerrándome con una máquina de escribir. El "castigo" era aprender a escribir con los 5 dedos. Ahora gracias a ese "castigo" tipeo rápido -me dediqué a escribir y escribir porque tuve estudie comunicaciones-. Recuerdo que me decía que leyera. "Lee carajo antes de ver cojudeces". Le hice caso y le sigo haciendo caso. Leo en vez de ver cojudeces. Recuerdo que me dijo "ten cuidado" con el trago...ten cuidado con el cigarro. Sí, y tenía razón. Mucha razón, aunque en estos últimos puntos no le hice mucho caso (nunca dije que fui un hijo excelente y menos obediente). Pero a qué va todo esto. Desde hace algunos días siento nostalgia de las palabras de mi viejo. Por esas cosas del destino perdió el habla gracias a una maldita vena que se reventó en su cabeza. Le dio un derrame. Pero de eso ya hace dos años. Y es que hace dos años no lo escucho y eso me apena. Pero sigue -tratando- "diciéndome" cosas. Y hace mucho tiempo, llegué a la conclusión que ser padre era difícil. Complicado. Y que los padres siempre te van a decir las cosas porque te quieren. Porque somos sus hijos. Porque somos su sangre y al final quieren lo mejor para nosotros.
Extraño las palabras de mi viejo, pero cuando puedo las recuerdo. Como hoy.
Para mí, seguirá hablando.
Nota: No tiene nada que ver esos viejos de mierda que dejan a sus hijos y lo que aparecen de vez en cuando. Esos no los cuento.
Extraño las palabras de mi viejo, pero cuando puedo las recuerdo. Como hoy.
Para mí, seguirá hablando.
Nota: No tiene nada que ver esos viejos de mierda que dejan a sus hijos y lo que aparecen de vez en cuando. Esos no los cuento.
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